Una noche bajo las líridas

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De nuevo volvemos al ataque. Una semana después de la última salida cargamos otra vez todos los trastos en el coche y salimos de Madrid rumbo sur en busca de cielos oscuros llenos de estrellas. Nos espera una noche bajo las Líridas, las estrellas fugaces del mes de abril, que esta noche tienen su máximo de actividad.

A pesar de que el día había amanecido con algunos chubascos la tarde ya se mostraba totalmente despejada, además no había llovido mucho y los campos acusan la sequía por lo que el poco agua que cayó enseguida fue capturada por el suelo y no había ningún charco. Llegamos al punto de observación en Toledo a la misma hora que la semana pasada y nuestros amigos ya habían llegado e incluso uno de ellos ya tenía montado el telescopio.

Aunque la temperatura era agradable soplaba una ligera brisa que nos acompañó durante la primera mitad de la noche y en algunos casos resultaba algo molesta por producir rachas.

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La puesta de Sol fue un espectáculo. El cielo se llenó de infinitas variaciones de tonos azulados que se fundían en el horizonte con otra infinita combinación de anaranjados. Tras el chaparrón de la mañana el cielo estaba muy limpio de nubes aunque se apreciaba que la concentración de polen era altísima.

Una luna creciente de tan sólo 2 días mostraba su tímida sonrisa acompañada de un brillantísimo Venus de la -4,1 iluminado a un 69%. Estuvimos buscando Mercurio pero su tenue brillo de la +3 acompañado del hecho de que al atardecer ya se encontraba bastante bajo nos impidió verlo esta vez como si que hicimos la semana pasada.

Con las últimas luces del día ya empezaban a brillar algunas estrellas, Sirio era la que más destacaba y gracias a esta podíamos encontrar después a Betelgeuse (marcando máximos de brillo en las últimas fechas) y tras ésta podíamos encontrar Rigel y un poco más lejos Castor y Pollux junto a un puntito rojizo que no podía ser otro que el planeta Marte. Estuve disfrutando un rato de estos primeros astros visibles hasta que el vuelo de un mochuelo se cruzó en mi camino y le estuve siguiendo hasta su olivo. Los grillos empezaban a cantar y la banda sonora de la noche arrancaba acompañada de ululatos.

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Lo que era un total espectáculo era la Luna, que presentaba una destacada luz cenicienta y se dejaba disfrutar tanto con prismáticos como con telescopio. Una estrella variable doble (HD26128) se deslizó rodando la superficie de la Luna y llegamos a pensar que sería ocultada, cosa que no ocurrió finalmente pero era una maravilla apreciar el movimiento de traslación de nuestro satélite (sumado al de rotación de nuestro planeta) en relación a la estrella.

Después de disfrutar el bocadillo y a eso de las 22:00 empecé la rutina de alineación del telescopio. La idea era empezar la sesión a las 22:38 que marcaba el inicio de la noche astronómica.

En esta ocasión sacaría el color el objeto de la semana pasada, M58 y alrededores. Así que programé dos sets RGB de 150” a bin2 de 12 imágenes cada uno con dithering cada 4 tomas y reenfoque cada 6 imágenes o si había un cambio de filtro.

Una vez funcionando el telescopio ya pude continuar con mi observación visual (si bien cada 15 minutos o así le voy echando un vistazo al telescopio por si pasara algo con el guiado o el enfoque, no hay que confiarse).

Estuvimos observado varios objetos con los prismáticos aunque teniendo el 100mm de “S” y el 12” de nuestro otro compañero al final terminamos mirando más por sus telescopios. Multitud de galaxias como NGC4565 (aguja) o NGC3521 que además de ser muy bonita en fotografías es toda una delicia en visual.

Destacada visibilidad de Líridas

Como esa noche era el máximo de las Líridas por supuesto no pudieron faltar algunos de estos meteoros, la mayoría de ellos muy sutiles y rapidísimos pero otros mucho más brillantes que dejaban una gran estela y parecían muy rasantes. También pudimos ver varios meteoros esporádicos que por su radiante no pertenecían a las Líridas. Entre los 4 que éramos fácilmente vimos unos 30 meteoros y eso que muchas veces andábamos mirando los ordenadores o a través de los telescopios.

Una de las espinitas que me quedó de la última noche fue poder ver el cúmulo de Omega Centauri así que esta vez volví a intentarlo. Me alejé por el camino y subí por unas tierras de labranza en busca de algo más de altura pero nada, debía estar justo oculto por el horizonte de montes que tenía delante. El caso es que ya estaba culminando así que lo tenía difícil para verlo más tarde… no obstante como 1 hora después volví a intentarlo y en esta ocasión tuve más suerte. Un pequeño borroncillo muy difuso era visible rozando el horizonte. Una sonrisa se dibujó en mi cara –“¡Te pillé!”. Y no pude evitar acordarme de un timelapse que unos amigos publicaron en Twitter hace unos días con una captura similar a lo que yo estaba viendo si bien en mi caso el cúmulo estaba más cerca incluso del horizonte.

Otra de las cosas un poco fuera de lo normal que vi esa noche fue un grupo de 3 satélites en formación triangular por la zona de Casiopea, muy bajos en el horizonte. Fue quejarme de ellos en alto y de la cantidad de basura espacial que hay e instantáneamente aparecer otros tres satélites más con la misma formación y en la misma zona, siguiendo a los anteriores ¿Serían Starlink?

Con una agradable noche disfrutada que empezó con 15º y terminamos con 10º, un SQM que llegó a marcar 21.24 y temperatura IR del cielo de -24º dimos por terminada la sesión a las 03:30 ya que al día siguiente teníamos compromisos familiares. Ya en mayo veremos lo que hacemos porque al anochecer más tarde igual empieza a salir a cuenta ir a una casita rural o algo así para aprovechar lo máximo posible. Es lo malo de estas fechas, que las noches cada vez son más cortas.

De momento más que en la próxima salida toca pensar en el Congreso Estatal de Astronomía que se celebra la semana que viene en Zaragoza y donde iremos por primera vez a ver que se desarrolla por allí. Ya os iré contando.



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